viernes, 21 de mayo de 2021

Reforma fiscal entraría en vigor en 2022: Secretario de Hacienda

 

Portada / Forbes Política /Forbes Staff mayo 20, 2021

Arturo Herrera anunció que en caso de plantearse la realización la reforma fiscal ésta entraría en vigor en 2022.

Reuters.- México podría implementar una esperada reforma tributaria el próximo año, en caso de que sea propuesta en septiembre, cuando inicia el próximo periodo de sesiones del Congreso, dijo el jueves el secretario de Hacienda, Arturo Herrera.

A mediados de marzo, el funcionario dijo a Reuters que el Gobierno sostenía conversaciones con las autoridades regionales del país sobre sus necesidades fiscales para ayudar a tomar una decisión sobre si existen, o no, condiciones para llevar a cabo cambios tributarios.

“Lo que hay que hacer es discutir, las reformas fiscales tienen muchos elementos, uno puede ser de facilitación de los impuestos. En todo caso si se planteara una reforma fiscal en septiembre, es para que entrara en vigor en 2022”, afirmó Herrera en una entrevista con la cadena Radio Fórmula.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido no aumentar impuestos, ni crear nuevos, durante los primeros tres años de su gestión, que inició en 2018 y culminará en 2024.

Herrera destacó la necesidad de hacer una “reflexión profunda” sobre si los niveles de ingresos actuales son los que la nación requiere a mediano plazo.

La economía mexicana fue duramente golpeada el año pasado por los coletazos de la pandemia del Covid-19 y cayó un 8.5% a tasa anual, aunque el Gobierno prevé un repunte del Producto Interno Bruto (PIB) de un 5.3% al cierre de 2021.

Al ser cuestionado sobre cuándo estima que la actividad económica recobrará los niveles previos a la epidemia, Herrera dijo que este año “vamos a recuperar como el 60% de lo que perdimos”, ante la expectativa de un mejor desempeño del PIB mientras avanza la vacunación de la población.

Reforma fiscal entraría en vigor en 2022: secretario de Hacienda (forbes.com.mx)


viernes, 7 de mayo de 2021

El SAT, la FIEL y yo


 EL PRIVILEGIO DE OPINAR

Manuel Ajenjo

Entre las innumerables cosas que no entiendo de este mundo están, la Teoría de la relatividad; los libros de Luis Pazos; la impunidad de la que goza Carlos Romero Deschamps; y  la de que cada cuatro años haya que renovar ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la Firma Electrónica Avanzada (FIEL).

Pienso que tal vez la diligencia tenga que ver con los sistemas de computo cada vez más modernos. Ahora bien, según me explica mi contador, debió de llegarme un aviso que me dijera la cercanía del vencimiento de la susodicha FIEL para hacer de manera fácil, a través del internet, la gestión de renovación. Por más que busqué, y todavía busco en mi correo, no me llegó ningún aviso. O quizá, es mi obligación, o de mi contador, saber la fecha de vencimiento para prever la tramitación.

La cuestión es que se pasó la fecha y mi FIEL, pasó a formar parte de cosas que a mi edad tengo vencidas. El contador me dio dos noticias una buena y otra mala: La buena, la FIEL se puede renovar, cosa que no puede hacerse con lo demás caducado. La mala, mientras no se renueve no puedo cobrar. Y así estoy desde finales de marzo, solamente en esta generosa casa de El Economista, he cobrado en la inteligencia que muy pronto tendré el documento actualizado.

Por su parte el contador y sus auxiliares han tratado de pedir, telefónicamente, una cita en el SAT para que yo, personalmente, haga la reposición sin lograrlo. Al parecer hay un congestionamiento de líneas. Hay que considerar que en abril se presentan las declaraciones anuales. En fin, en vista de todo lo anterior, ayudado por mi contador recurrimos al correo electrónico de lo que se llama SATID para hacer el proceso de reposición, en espera de recibir una respuesta por el mismo medio. Esta no llega. Desde el 7 de abril todos los días nos metemos a la página para saber el estatus del documento. La respuesta de SATID es: ‘Cuenta con una solicitud abierta’ y nada más.

En mi desesperación, le saco copia a ésta respuesta y con ella voy a una oficina de la institución. Me formo en la fila de los que no tienen cita y entro. Me atiende una señorita muy amable quien se entera de mi problema y me dice que mañana (ayer para el lector) vaya yo a las 8.30 horas, que me forme en la fila de los sin cita, ella me va a atender y cree que se podrá resolver mi problema. ¡Excelente! Le pregunto su nombre, se llama América León. Me sale el simparías que llevo dentro y le digo que debe ser muy buen partido. Le comento que mi equipo favorito es el León, el de ella –me dice- es Pumas. De regreso pienso que eso puede ser una señal premonitoria de la final en la próxima liguilla.

Al otro día (ayer para los lectores) a pesar del mal que tengo en la espalda que me impide despegarla del colchón antes de las 10 AM. 

                                        

Llegué en punto de las 8.30 de la madrugada. Soy el primero de la fila.

Mientras abren pienso un posible tema de mi columna. La nota es que los menos flacos de la caballada sucesoria, una yegua y un caballo van a salir lastimados del accidente del Metro. Pero hay un chivo –este no es caballo- expiatorio, el senador panista de última hora cuyas iniciales son: MAME.  Aunque el hilo puede reventarse por lo más Delgado.

La fila ha crecido. Un señor sale para decirnos:  ‘Les aviso que hoy esta oficina permanecerá cerrada por ser 5 de mayo, aniversario de la Batalla de Puebla’. Cierra y se va. Parafraseo al general Zaragoza: ‘Las armas nacionales se han cubierto de hueva’.

Volveré mañana (hoy para el lector). Ánimas y cuando usted esté leyendo esto yo ya tenga mi FIEL.

El SAT, la FIEL y yo | El Economista